Enrique Manzur

Democracia, abstención y default

Vicerrector Económico Universidad de Chile

Por: Enrique Manzur | Publicado: Miércoles 26 de octubre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Enrique Manzur

Enrique Manzur

La elección Municipal 2016 confirmó la tremenda apatía y desafección de los ciudadanos con el estado actual de la política chilena. Si previamente ya se pronosticaba que la abstención podía alcanzar el 60%, los resultados mostraron una cara aún más negativa: solo uno de cada tres chilenos que podía votar lo hizo. Las causas ciertamente son múltiples, desde los escándalos por el financiamiento irregular de la política, hasta los cambios unilaterales en el padrón electoral, pasando por la modificación de las normas sobre propaganda electoral.

Lo anterior se da en un contexto de inscripción automática y voto voluntario, mecanismo que en 2012 reemplazó al antiguo sistema de inscripción voluntaria y voto obligatorio con la esperanza de incrementar la participación, particularmente de los jóvenes que por distintas razones no se inscribían en los registros electorales. Sin embargo, el efecto final de dicha modificación terminó siendo el opuesto, los jóvenes siguieron sin participar, pese a estar ahora inscritos, y muchos de aquellos que antes sentían la obligación de votar decidieron aprovechar la voluntariedad.

Consecuentemente ha comenzado a tomar fuerza, en diversos sectores, la idea de volver al voto obligatorio. Sin embargo, si se mantuviera el escenario actual de inscripción automática y se reestableciera la obligatoriedad, tendríamos un modelo totalmente coercitivo, sin ninguna libertad respecto a la decisión de participar o no. Dado lo anterior, una alternativa intermedia sería flexibilizar la inscripción automática dando la posibilidad de desincribirse. Nótese que en un contexto de voto obligatorio la diferencia entre la inscripción voluntaria y la automática con posibilidad de desinscripción es la opción por omisión o default que se da en cada caso.

En el anterior escenario de inscripción voluntaria si la persona no hacía nada quedaba fuera del padrón, o sea el default en ese caso era no estar inscrito y por ende no participar. En contraposición, al existir inscripción automática y opción de salida, si la persona no hace nada queda inscrita, es decir el default en este caso es ser parte del padrón y tener que votar.

Lo anterior no es una diferencia menor, la teoría conductual ha demostrado que la opción de default corre con ventaja dada la tendencia de las personas a no decidir y por ende a aceptar la alternativa asignada por defecto u omisión. Un ejemplo de ello, pero en otro ámbito, es lo que ocurre en el sistema previsional con la elección de los multifondos.

De acuerdo con la Superintendencia de Pensiones, a la fecha 6,3 millones de afiliados nunca han seleccionado un multifondo y por ende se encuentran asignados por default a uno en base a su edad.

Por lo tanto, un mecanismo que puede promover la participación y que al mismo tiempo respeta la libertad individual sería el reestablecer el voto obligatorio y mantener la inscripción automática agregando la posibilidad de desinscribirse. El objetivo sería “guiar” a las personas hacia la alternativa socialmente deseable (participación) sin restringir su libertad.

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